El sueño de los que están despiertos es la esperanza. Carlomagno
El mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños. Paulo Coelho
Cuando soñamos solos, sólo es un sueño. Pero, cuando soñamos juntos, el sueño se puede convertir en realidad. Cora Weis
El que teme sufrir, sufre de temor. Proverbio Chino
El mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños. Paulo Coelho
Cuando soñamos solos, sólo es un sueño. Pero, cuando soñamos juntos, el sueño se puede convertir en realidad. Cora Weis
El que teme sufrir, sufre de temor. Proverbio Chino
Hijo de mi corazón:
"Un corazón para toda la vida"
Mi corazón te dio la vida
y en mi corazón estarás
toda la vida.
No tendrás mis ojos,
ni mi boca ni mis manos,
pero sí tendrás mi sonrisa,
mis gestos y un trozo de
mi corazón.
Te querré más que si
hubieras nacido de mis
entrañas, porque
así son las cosas que
nacen del corazón.
Te quiero donde
quiera que te encuentres.
"Un corazón para toda la vida"
Mi corazón te dio la vida
y en mi corazón estarás
toda la vida.
No tendrás mis ojos,
ni mi boca ni mis manos,
pero sí tendrás mi sonrisa,
mis gestos y un trozo de
mi corazón.
Te querré más que si
hubieras nacido de mis
entrañas, porque
así son las cosas que
nacen del corazón.
Te quiero donde
quiera que te encuentres.
No es la carne y la sangre, sino el corazón lo que nos hace padres e hijos. Johann Christoph Friedrich Schiller
lunes, 27 de octubre de 2008
Una experiencia muy gratificante
http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=440177
Somos muchas las familias que tenemos la suerte de poder
contar con algún hijo adoptado. Hay quien piensa que es una
bella historia, como un final feliz de una película rosa, que
somos muy buenas personas y que hemos hecho la gran obra
de caridad con un ser bastante indefenso, que tenía un futuro
muy incierto. Nada más lejos de nuestras intenciones y
vivencias. Se buscan o se tienen hijos o se quieren por sí
mismos y no para mostrar lo bueno o lo solidario que es uno. Y
se les trata de aceptar y querer como son y por lo que son.
Aunque esto tenga sus dificultades. Ningún niño nace con un
manual de instrucciones en la mano. Estamos hablando de seres
humanos, de niños y de niñas con experiencias muy fuertes de
rechazo y de abandono. Como lo son también las experiencias
de acogida, cariño y amor que también reciben.
Recuerdo el día en que nerviosos escuchábamos a una
funcionaria china agradecernos lo que hacíamos por unas niñas
que solo conocíamos por fotos. Se nos hablaba de unir
corazones, de unir vidas, de unir países. Recuerdo el
nerviosismo al ver aparecer a once niñas con once cuidadoras,
todas vestidas iguales, mirándonos extrañadas y cansadas.
Recuerdo una mezcla de sentimientos entre la alegría y el gozo
por tener a nuestra hija en brazos y el temor y el temblor de
ver que era para toda la vida.
Todo empezó bastantes meses antes, cuando comenzamos los
trámites de la adopción. Hay quien comenta que la mayoría de
los niños y de las niñas adoptadas son muy deseados. Algo de
verdad hay en esta afirmación. Mi amiga Chari Morales lo ha
expresado de forma muy gráfica: "Nuestros hijos son especiales,
porque la historia de sus vidas es especial. No tenemos
embarazo biológico, pero tenemos un eterno embarazo
burocrático, que dependiendo del país, se puede hacer eterno.
No tenemos pruebas como la de la curva del azúcar, pero
tenemos la prueba de la paciencia de luchar contra una
administración a veces muy insensible con el tema. Nuestros
hijos no salen en nuestros brazos de un hospital rodeados de
familia, amigos y flores, salen de un edificio oficial, en muchas
ocasiones de un país del que prácticamente desconocemos
todo, y llegan a nuestra casa a bordo de un avión, de un tren,
que carga todos los sentimientos y las esperanzas junto con
nuestras maletas".
En las conversaciones sobre la adopción hay quien señala las
historias de abandono que han sufrido nuestros hijos, las
dificultades que han tenido que pasar en unos orfanatos
tercermundistas, al menos así lo expresamos en nuestra
sensibilidad occidental. A otros les gusta señalar lo exótico de
los países de origen de nuestros hijos o de sus mismos rasgos.
Existen las familias que han vivido una muy buena adaptación.
Hay quienes ni quieren hablar de la adopción y hasta ocultan los
rasgos físicos que nos diferencian. Y las hay que han tenido un
periodo de adaptación largo, tortuoso y con la sensación de no
saber qué hacer o qué pensar.
Con todo esto lo que quiero señalar, con fuerza, es que la
experiencia de adoptar un hijo o una hija es una experiencia
plenamente humana y muy gratificante. Y como todo lo humano
tiene sus gozos y sus sombras.
* Presidenta de la Asociación Tejiendo Sueños"
http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=440177
Somos muchas las familias que tenemos la suerte de poder
contar con algún hijo adoptado. Hay quien piensa que es una
bella historia, como un final feliz de una película rosa, que
somos muy buenas personas y que hemos hecho la gran obra
de caridad con un ser bastante indefenso, que tenía un futuro
muy incierto. Nada más lejos de nuestras intenciones y
vivencias. Se buscan o se tienen hijos o se quieren por sí
mismos y no para mostrar lo bueno o lo solidario que es uno. Y
se les trata de aceptar y querer como son y por lo que son.
Aunque esto tenga sus dificultades. Ningún niño nace con un
manual de instrucciones en la mano. Estamos hablando de seres
humanos, de niños y de niñas con experiencias muy fuertes de
rechazo y de abandono. Como lo son también las experiencias
de acogida, cariño y amor que también reciben.
Recuerdo el día en que nerviosos escuchábamos a una
funcionaria china agradecernos lo que hacíamos por unas niñas
que solo conocíamos por fotos. Se nos hablaba de unir
corazones, de unir vidas, de unir países. Recuerdo el
nerviosismo al ver aparecer a once niñas con once cuidadoras,
todas vestidas iguales, mirándonos extrañadas y cansadas.
Recuerdo una mezcla de sentimientos entre la alegría y el gozo
por tener a nuestra hija en brazos y el temor y el temblor de
ver que era para toda la vida.
Todo empezó bastantes meses antes, cuando comenzamos los
trámites de la adopción. Hay quien comenta que la mayoría de
los niños y de las niñas adoptadas son muy deseados. Algo de
verdad hay en esta afirmación. Mi amiga Chari Morales lo ha
expresado de forma muy gráfica: "Nuestros hijos son especiales,
porque la historia de sus vidas es especial. No tenemos
embarazo biológico, pero tenemos un eterno embarazo
burocrático, que dependiendo del país, se puede hacer eterno.
No tenemos pruebas como la de la curva del azúcar, pero
tenemos la prueba de la paciencia de luchar contra una
administración a veces muy insensible con el tema. Nuestros
hijos no salen en nuestros brazos de un hospital rodeados de
familia, amigos y flores, salen de un edificio oficial, en muchas
ocasiones de un país del que prácticamente desconocemos
todo, y llegan a nuestra casa a bordo de un avión, de un tren,
que carga todos los sentimientos y las esperanzas junto con
nuestras maletas".
En las conversaciones sobre la adopción hay quien señala las
historias de abandono que han sufrido nuestros hijos, las
dificultades que han tenido que pasar en unos orfanatos
tercermundistas, al menos así lo expresamos en nuestra
sensibilidad occidental. A otros les gusta señalar lo exótico de
los países de origen de nuestros hijos o de sus mismos rasgos.
Existen las familias que han vivido una muy buena adaptación.
Hay quienes ni quieren hablar de la adopción y hasta ocultan los
rasgos físicos que nos diferencian. Y las hay que han tenido un
periodo de adaptación largo, tortuoso y con la sensación de no
saber qué hacer o qué pensar.
Con todo esto lo que quiero señalar, con fuerza, es que la
experiencia de adoptar un hijo o una hija es una experiencia
plenamente humana y muy gratificante. Y como todo lo humano
tiene sus gozos y sus sombras.
* Presidenta de la Asociación Tejiendo Sueños"
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me encantará saber tu opinión
Publicar un comentario