Sobreponerse de las tragedias, salir adelante tras la muerte de un ser querido o intentar algo una y otra vez hasta lograr los objetivo no es fruto del azar o de personas especiales.
Se trata de una condición que se llama resiliencia, término poco conocido que significa la capacidad humana de hacer frente a las adversidades, superarlas y salir de ellas fortalecido.
La sicóloga María Angélica Kotliarenco, investigadora del Centro de Estudios y Atención del Niño y la Mujer (Ceanim), explica que "hay personas que de pronto, frente a un cáncer terminal, desarrollan conductas espontáneamente resilientes". Pero no es necesario esperar una situación de esas proporciones para desarrollar esta capacidad: se la puede fomentar desde los primeros años de vida de un niño.
Fuentes de resiliencia
Las fuentes para desarrollar la resiliencia se basan en tres conceptos o pilares: Yo Tengo; Yo Soy o Estoy, y Yo Puedo, explica la doctora Edith Grotberg, de la Universidad de George Washington DC (EE.UU.), quien dará una charla en el seminario Infancia Temprana y Resiliencia.
La idea Yo Tengo significa que el menor comprende y puede decir que tiene personas en las cuales apoyarse, en quienes puede confiar, y que lo guiarán y cuidarán de él. En el caso de Yo Soy y Estoy, se trata de que el menor aprenda a respetarse a sí mismo y al prójimo, que sea querido por los demás y que esté dispuesto a responsabilizarse de sus actos. La idea de Yo Puedo se refiere a la capacidad de hablar sobre sus cosas, de poder buscar la manera de salir de sus problemas o encontrar ayuda cuando la necesita.
Cómo estimularlo
Además de acciones concretas para estimular la resiliencia, otra forma de hacerlo es mediante el juego. Se puede reforzar en un pequeño logrando que diga "yo pude subir el resbalín o yo puedo columpiarme solo", ejemplifica María Angélica Kotliarenco. Lo mismo postula una investigación realizada por alumnas de la Escuela de Educación Parvularia de la U. de Tarapacá, de Arica, quienes expusieron su trabajo en el encuentro Jornadas Interuniversitarias de Investigación, organizado por la U. de Ciencias Metropolitanas de Educación (Umce). Las estudiantes buscan fomentar la creatividad a través del juego -la actividad esencial de un niño- para que desarrollen la resiliencia: mediante rondas infantiles, cantos o juegos comunes, pueden aprender a respetar a los demás, a esperar su turno y resolver conflictos mediante la comunicación, explica una de las autoras, Diana Monardez.
Se deben adecuar las exigencias segun la edad de los infantes
Creando resiliencia paso a paso
Es posible desarrollar distintas estrategias para fomentar el desarrollo de la resiliencia dependiendo de la edad del niño. Lo que se mantiene inalterable en todas las etapas es que los padres brinden amor incondicional:
De 0 a 3 años
- Fomentar que cumplan las reglas.
- Elogiarlos por sus progresos, como aprender a ir al baño o hablar correctamente.
- Impulsarlos a que experimenten y realicen actividades con la mínima ayuda de los adultos.
- Ayudarlos a definir sus sentimientos y los de los demás a medida que desarrollan el lenguaje.
- A partir de los tres años, prepararlos para enfrentar situaciones adversas a través de cuentos o recreando situaciones.
- Usar frases como: "Sé que puedes hacerlo", para fomentar su autonomía y reforzar su fe en su capacidad de resolver problemas.
- Tranquilizar al niño ante situaciones estresantes.
De 4 a 7 años
- En situaciones difíciles, usar voz suave y tranquilizadora para calmarlos, abrazarlos, estimularlos a respirar profundo o contar hasta 10 para serenarse antes de hablar sobre algún problema.
- Al enfrentar desafíos, como problemas en el colegio o peleas, mostrarles cuál es la conducta adecuada. Por ejemplo, fomentar que busquen ayuda y que traten de solucionar conflictos conversando.
- Elogiar las conductas deseables, como cuando ordenan sus juguetes, se lavan los dientes o dicen que tienen rabia sin hacer una pataleta.
- Estimularlos a ponerse en el lugar de los demás y a ser amables.
- Ayudarlos a que aprendan a aceptar la responsabilidad por sus actos y a entender que sus acciones tienen consecuencias.
De 8 a 11 años
- Ayudarlo a expresar sus sentimientos con las palabras y la forma adecuadas.
- Clarificar las reglas y las expectativas que se tienen de él.
- Aceptar los errores que cometen, para que el menor sepa que puede equivocarse sin sentir demasiado estrés o temor a perder la aprobación o el amor de sus padres.
- Los adultos deben estar disponibles para ayudar al hijo, pero no imponerse: así se logra un equilibrio entre la autonomía y la ayuda.
por Aída Worthington. Tendencias, La Tercera, 7 de noviembre 2004 (un poco antiguo, pero creo que muy enriquecedor)
http://www.resiliencia.cl/ceanim.htm
La siguiente entrada sobre resiliencia, tema que como podréis ver me interesa bastante, prometo que será para los papás que también necesitamos desarrollar fortaleza emocional para sobreponernos a esta larga espera e incluso salir fortalecidos con ello. Creo que nos vendrá bien, al menos habremos aprendido algo y nos habremos hecho mejores personas para nuestros tesoros que están por venir.
Si bien, esos tres pilares de los que se habla en este artículo y en los que se desarrolla la resilencia, también los podemos aplicar a nosotros mismos y a cualquier persona.
Aplicado a mi, yo diría:
YO TENGO: tengo una persona maravillosa a mi lado que me da ganas de vivir y seguir adelante para algún día verlo hecho todo un padrazo, como creo que llegará a ser; una familia maravillosa que me ha demostrado que siempre están ahí, para lo bueno y para lo malo; amigos, y aqui incluyo a todos vosotros, que me ayudan a diario a seguir en este camino que tanto nos pesa; y una vida que me permite vivir como siempre he deseado hacerlo.
YO SOY O ESTOY: he aprendido, con los años, a respetarme a mi misma y a hacerme respetar; a respetar a los demás y a no exigirles más de lo que me podría exigirme a mi misma; me marqué una forma de ser y de actuar que me haría sentirme cómoda conmigo misma y poco a poco lo estoy consiguiendo, cosa que me hace muy muy feliz. Y en tanto en cuanto, actúo como quiero hacerlo, eso me ayuda a ser consecuente de mis actos y a responsabilizarme de los mismos.
YO PUEDO: consecuencia de lo anterior, he aprendido tambien a confiar en mi misma y en los demás; a darme la oportunidad de poder hacer las cosas y a dársela a los demás. Espero que esto lo pueda aplicar a mi hijo, porque algunas veces creo que los papás no le dan la oportunidad de demostrar lo que valen a sus hijos, precisamente por eso, por no confiar en ellos y por decir siempre lo que tienen que hacer, sin dar libertad para ello. Imagino que no será fácil.
También he aprendido que la mejor forma de solucionar los problemas es hacerlo por uno mismo, pero eso no quita que pidamos ayuda a los demás. Cada persona te ayudará en la medida de sus posibilidades, por lo que siempre es de agradecer. Y siempre es bueno airear los problemas y las inquietudes, siempre con la persona adecuada. Es muy famoso el dicho de "Quien canta, las penas espanta". Eso es muy cierto, pero también lo es: "Quien canta las penas, espanta". En este último caso, significa que hay que elegir la persona adecuada, en la que confies, a la que contar los problemas porque sino será contraproducente tanto para ti como para ella.
Hay que dar confianza a los hijos para que te abran su corazón y te cuenten sus inquietudes y sus problemas, para asi complementarnos mutuamente.
Amenazo con volver...
2 Han comentado:
Ya veo que amenazas con volver, nosotros además te lo pedimos. Desde el primer día que entregamos la solicitud de adopción o incluso desde antes, la resilencia forma parte de nosotros. me atrevo a decir que a los papas adoptivos nos viene de serie, si no no continuas el camino desde luego.
Me ha encantado como te aplicas los tres yo de la resilencia. Ya sabes que cuentas con nosotros, pero además si quieres y podeis tomamos otro cafelito que me supo a poco, eso sí prometo tener más tiempo. Y ya sabes que en vuestras luchas estamos pa lo que necesiteis.
besotes y enhorabuena por tus entradas
Hola Isabel, no sabes cuánto me llega esta entrada.
Te digo lo mismo que Laura si amenazas con volver, nosotros también volveremos a leerte. Además también creo lo de que nos viene de serie. Si algo hay de bueno en la espera es lo fuerte que nos hace, despues de pasar por esta prueba parece que podemos con todo.
Está bien incentivar y estimular a los niños, pero he comprobado que aprenden mucho más con el ejemplo. Si eres fuerte, tus hijos serán fuertes, de la forma que afrontes los problemas aprenderán tus hijos a afrontarlos. Y los niños adoptados tienen unos padres muyyyyyy fuertes.
Aunque a mí me ha tocado aprender esto como hija.
Muchos besos
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