Cuando terminamos un año y empezamos otro, siempre nos hacemos decenas y decenas de propósitos, para el año que entra, y eso está bien, seguir marcándonos objetivos por los que luchar, pero creo que también hay que valorar lo que hemos logrado en el año que dejamos, lo que hemos aprendido y lo que hemos sentido. Y aquí me gustaría hablar de eso.
Para nosotros ha sido un año durito porque la espera cada vez se nos hace más cuesta arriba. Sentí que tenía que dejar un camino para emprender otro para buscar a mi hijo, sentí mucho dolor, pero también sentí el alivio de cuando se encuentra una salida a tanta desesperación, vi salir el sol después de la tormenta. Y como después de cada crisis, siempre hay un resurgir, algo que hace que merezca la pena tanto sufrimiento, algo que nos hace crecer, y algo que nos regala la vida para compensar.
La vida también me enseñó que puedo pedir ayuda cuando la necesite, que siempre habrá alguien que en la medida de sus posibilidades me puede ayudar y cuando estiré mi mano para pedirla fueron nuestros amigos Laura y Fernando quienes me la tendieron, compensando nuestra desesperanza con su amistad, apoyo y comprensión.
También en este año he disfrutado de la amistad de mis cordobitas, que son 2 personas maravillosas y buenas como ellas solas. Me han hecho reír, llorar y sentirme como en casa cuando estoy a su lado.
También he conocido mucha gente nueva, no solo por el blog, sino en persona. Personas a las que ya conocía pero con las que he estrechado el vínculo y que también me aportan mucho bueno a mi vida.
Bueno y a todos vosotros, que como ya os he dicho otras veces, sois cada día un regalo para mi, con vuestros comentarios.
He disfrutado más de mi familia, porque son lo más importante de mi vida y dedicarle todo el tiempo que pueda es lo que me hace sentirme inmensamente feliz.
Por último también quiero decir que me siento orgullosa de mi misma porque he empezado un camino que no sé donde me llevará, pero que estoy disfrutando mucho y que tiene apaciguada una espinita que tenía hace tiempo. Estoy estudiando para reciclarme y para algún día, si Dios quiere, poder ayudar a la sociedad con mi trabajo y para poner mi granito de arena por un mundo mejor. Aunque suene romántico, es lo que me haría sentirme mejor. Bueno no sé donde me llevará, como digo, pero solo quiero dejarme llevar y no sentir la angustia del ¿para qué? Por ahora me conformo con aprender cada día y lo de después ya se verá.
Si se le puede poner un nombre al año 2.009, quiero ponerle el de la AMISTAD, tesoro que he encontrado en el camino que me lleva a ti, vida mía. Haces que cada día que te seguimos esperando merezca la pena. Deseo que algún día te pueda mostrar orgullosa a todos los amigos que he hecho en este senderito que me lleva hacia ti. Te queremos donde quiera que te encuentres.