Un libro puede tener la habilidad de cambiarnos nuestra forma de ver las cosas o enseñarnos un camino hasta ahora desconocido. Hacía tiempo que eso no me pasaba, pero el que estoy leyendo ahora, "El niño adoptado. Comprender la herida primaria", lo ha hecho.
Me ha confirmado lo que hacía tiempo me preguntaba, pero a lo que hasta ahora no habia encontrado respuesta. Es una sensación extraña porque por un lado me siento triste muy triste porque mi hij@ llevará a cuestas una historia de sufrimiento que le acerca a nuestras vidas; y por otro lado estoy feliz por sensibilizarme con su dolor, para intentar comprenderlo y ayudarlo en todo lo que me lleguen las fuerzas.
Creer que un bebé siente la separación de su madre biológica, era algo que me preguntaba desde hacía tiempo. Observaba a los bebés que tenía cerca, y veía como un bebé recién nacido solo se sentía seguro y tranquilo con su madre, con la que llevaba haciéndolo 9 meses. No se puede ignorar el periodo de gestación, en el que su mundo, era ella y solo ella.
El libro comienza con las palabras de T.B. Brazelton: "Con demasiada frecuencia, en nuestra aproximación al recien nacido tratamos con él como si fuese exactamente eso: algo totalmente nuevo. Olvidamos el hecho que el recien nacido es en realidad la culminación de una experiencia asombrosa de 40 semanas. Si consideramos al recien nacido como si hubiese "surgido de un soplo del cerebro de Zeus", estamos dejando de lado la información que, como feto, puede proporcionarnos su historia".
Me preguntaba muchas veces si los bebés que son abandonados o separados de sus madres y que luego se convierten en nuestros hijos a través de la adopción, sufrian esa separación tan desgarradora o por el contrario no tenían conciencia para poder entenderla. La primera opción me parecia mas connatural y más aceptable, aunque las más dura, pero siempre he oido la segunda, tal vez porque sea la más "conveniente" para los que vamos a ser sus padres adoptivos. Ahora entiendo cuando me decían en el último curso que nuestros hijos eran "diferentes" en todo, a los demás hijos biológicos, no solo por esto que digo, sino por su corta o menos corta experiencia de vida, diferente por completo a la de cualquier hijo biológico.
Ahora pienso que no solo con amor y dedicación se puede hacer feliz a un hijo adoptado por mucho que se quiera. Intentaré esforzarme en comprender su dolor, intentaré explicarme su comportamiento consecuencia en muchas ocasiones de esa herida primaria que lo puso en el camino hacia nuestros corazones, intentaré sentir su miedo y su ansiedad ante la experiencia tan aterradora que será para él el principio de nuestra historia juntos.
Ya estoy deseando abrazarte contra mi pecho, en el que espero algun día encuentres tu consuelo.
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6 Han comentado:
Querida amiga, me ha encantado tu entrada no conocía este libro pero sin duda sera una de las cosas que estén en mi carta de los Reyes Magos, esos que vienen de Oriente y que creo que este año te van a dejar el regalo mas preciado que una madre puede recibir -un hijo-.
Cuando lo abraces junto a tu pecho estoy segura que te reconocerá como madre y el consuelo que reciba sera para todo el resto de su vida.
Trescientos besos.
Mary-Carmen
La verdad me emocionó mucho tu entrada, y se ve q está muy bueno ese libro. Voy a tratar de conseguirlo!!
Gracias por compartirlo con nosotras!!
Besitos y bendiciones!!!
No solo nos faltan esas 40 semanas de gestación, Isabel, nos faltan los meses que ell@s han vivido metidos en un orfanato sin nadie que les de el calor que necesitan. No solo ellos son diferentes a los hijos biologicos, nosotros somos diferentes a los padres biológicos, porque nuestra trayectoria es diferente desde el primer momento que decidimos ser padres adoptivos.
Yo solo se que este mundo es maravilloso y que a nuestros hijo@s y a nosotros como padres nos dan una oportunidad maravillosa para crear una familia, y tu y Jose sabreis hacerlo muy bien, no te quepa duda.
Un besooooooooo.
Pues sí, si a todo lo que escribes, pero una salvedad; con el tiempo ese miedo, esa herida, esa ansiedad y esa separación se hace union. Ahora mis brazos la calman, a Julia, antes no, en Vietnam no, aquí muchas veces no, ya lo hemos hablado, sentía que buscaba a alguienn. Ahora no, a hora soy yo y soy yo no su padre (no por no hacer, ya conoceis a Fernando) soy yo por ser madre, en su fiebre, en su mal cuerpo no busca ya a nadie, solo a mi. Pero claro esta llegará su dolor del alma y en este momento espero poder ser yo igualmente. Todos somos diferentes como dice Loli, hijos adoptados y padres adoptivos, pero eso tambien los hace a ellos supervivientes, fuertes y grandes y nosotros nos preparamos (o eso debemos) durante años para ellos. como tu ahora con este libro que ya sabes que a mi me abrio, me abrio todo, mente, alma y corazón. Lo lei hace tiempo como profesional y me cambio la vida, tanto como cuando vi un orfanato. Bueno podría seguir escribiendo de esto...... pero lo dicho en tu pecho hallará el calor que le falto y en tu alma que ya preparas el iniciop de salida a sus miedos, ansiedad , temores ; digo el inicio o el camino porque ellos tb tienen trabajo por delante como individuos mas allá de como hijos.
besos
laura
Gracias Isabel por hacernos llegar este pensamiento, y por ayudarnos a profundizar en temas que sin querer pasamos por alto. Espero que pronto llegue la llamada que tanto esperas. Un fuerte abrazo,
Maria
Hola Isabbel, al igual que tú me estoy adentrando en este libro que habla de emociones descarnadas pero reales. Es doloroso y al mismo tiempo te abre una puerta a la esperanza de saber querer a nuestros hijos como ellos realmente necesitan que se les quiera...poniendo siempre por delante la comprensión visceral y el cariño incondicional.Lo necesitan para llorar su herida, su soledad, su ansiedad de haber sentido como su corazón se rompía al verse solos ante la vida...soledad que se queda dentro como la marca de un hierro candente. Si amiga, he leido el libro, lo estoy volviendo a leer porque....mi hijo necesita que cuando él se siente roto recordando el trágico momento de la separación...cuando el dice...mamá me siento solo, mama tendgo dentro un espacio grande y vacio que me duele mucho.....entonces él necesita que su madre comprenda que siente y porque lo siente, y podrer explicárselo sin miedo a que se rompa más, sin miedo a que porque tiene 9 años le vamos hacer más daño siendo honestos con su dolor. Esta es mi experiencia, la de una madre cuyo hijo gritaba su dolor y se sintió aliviado al reconocer en mis palabras el consuelo a ese dolor. creo que fue en ese preciso momento cuando en nuestro abrazo, largo y humedecido por las lágrimas de los dos, él sintió que ya no necesitaba esconder su dolor y que yo era esa segunda madre que con todas sus fuerzas lucharía para que nunca más su corazón nunca más se rompiera. No se si os podeis imaginar lo que es oir gritarte a tu hijo.."mami no quiero que eso vuelva apasarme..no quiero mami por favor....." dios dios...que duro es encontrar su consuelo cuando sabes que esa herida le va acompañar el resto de su vida. Y para terminar con un rayo de alegría puedo decir muy alto que esa noche donde todo pasó de forma inesperada...mi pequeño se durmio tranquilo toda la noche, me pidió que me quedara con él en la cama un rato abrazados y los siguientes días estaba especialmente tranquilo, decía sentirse raro, con más libertad...yo diría con más felicidad. No es fácil, pero es necesario que nuestros hijos en algún momento expresen este dolor que les acompaña y que cada uno expresará a su manera. Esta a sido mi primer acercamiento a la herida primaria de mi hijo, y os aseguro que esta nunca existirá en un ser humano que no ha pasado por el trauma de ser separado de su madre biológica. Ánimo Isabel, nuestro amor de madres también es diferente y nos hace fuertes y especiales.Muchos besos.
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